viernes, 14 de agosto de 2009

Menorca: Los primeros habitantes

Los restos humanos más antiguos encontrados en Menorca no van más allá de finales del neolítico, es decir, finales del tercer milenio antes de Cristo. Ello no deja de llamar la atención de los estudiosos por cuanto Mallorca llevaba ya poblada unos cinco mil años (desde principios del séptimo milenio). La falta de restos no permite asegurar la existencia de un poblamiento anterior a esa fecha, aunque parecería lógico aventurar que la llegada del hombre a Menorca no debiera ser muy posterior a la llegada del mismo a las costas de la Balear mayor, especialmente si tenemos en cuenta que desde cada una de las islas puede divisarse la otra (hay unas 18 millas de distancia entre Cap de Artuix y Capdepera). Estos primeros pobladores manifiestan una cultura de rasgos no muy definidos y con ciertas similitudes a las coetáneas del sureste peninsular, pero con influencias orientales, de lo que parece deducirse una procedencia tanto de la costa peninsular como de las islas más orientales de Malta y Cerdeña, y no tanto de la vecina Mallorca.

En todo caso, estos recién llegados se encontraron con un ecosistema cerrado, propio de una isla pequeña, sobre el que interactuaron de forma importante, especialmente con la importación de nuevas especies que supusieron una amenaza para las indefensas especies autóctonas. En este sentido, el ejemplo más conocido es el de la desaparición del Myotragus Balearicus, un pequeño mamífero artiodáctilo de poco más de medio metro de alto, que al no tener enemigos naturales proliferó de forma exagerada hasta reducir su capacidad alimenticia. El hecho de la falta de comida y el de no verse amenazado causó su disminución de tamaño hasta ser denominado cabra-rata que es lo que su nombre significa. Con la importación de especies rivales y su nula capacidad de defensa quedó sentenciado su futuro.

El estudio de los restos de la cultura material de estas poblaciones ha llevado a los estudiosos a distinguir básicamente dos etapas: la pretalayótica, basada en los enterramientos colectivos tipo dolmen, que evolucionan hasta dar lugar a las navetas (típicas del mundo menorquín) y la etapa de los poblados talayóticos, una etapa muy homogénea propia tanto de Menorca como de Mallorca.

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