sábado, 15 de agosto de 2009

La Peste Negra en la Península Ibérica

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La Peste llegó a los reinos españoles en el año 1348, probablemente en barcos genoveses que dejaron su triste cargamento en los puertos de Barcelona y Mallorca. Desde aquí se extendió por toda la costa levantina llegando hasta la Andalucía Occidental que fue especialmente castigada. Según los cronistas de la época, Mallorca quedó casi despoblada y en la Cataluña interior la mortalidad podría haber alcanzado a las dos terceras partes de la población[1]. En Navarra, el descenso demográfico fue del 78% hasta el año 1362, mortalidad que siguió aumentando con los brotes de los años siguientes y las guerras con Castilla. En conjunto, y según algunos autores, es probable que la mortalidad en el territorio de las coronas de Aragón y Navarra haya alcanzado a las tres cuartas partes de la población.

Castilla no tardó en ser alcanzada por la Peste, que llegó a su punto culminante entre los años 1348 y 1349. De este último año tenemos un testimonio en forma de epitafio[2]:

Esta lápida es un monumento
que las futuras generaciones deben conocer.
Debajo de ella se oculta un capullo,
un joven querido,
perfecto en conocimientos,
lector de la Biblia,
estudiante de la Mishnath y la Gemara.
Había aprendido de su padre
lo que su padre había aprendido de sus maestros:
el estatuto de Dios y sus leyes.
Y aunque sólo tenía quince años,
era como uno de ochenta en conocimientos.
Más bendito que el resto de los hijos -que Dios lo tenga en el Paraíso-:
El hijo de Joseph ben Turiel –que Dios le conforte-
murió de Peste en el mes de Tammuz del año 109
[3]
Unos días antes de su muerte había montado su hogar
y ayer por la noche, la alegre voz de su novia y prometida
se convirtió en una voz de lamento.
Y su padre se quedó triste y dolorido.
Quiera el Dios del Cielo concederle su confort
y enviarle otro hijo para rehabilitar su alma.

(Epitafio de Asher ben Turiel, muerto de Peste en Toledo en 1349)

Alfonso XI, que moriría de Peste en Marzo de 1350 combatiendo en el sitio de Gibraltar (y teniéndola ya en grande aprieto, comenzaron los suyos a morir de pestilencia, muy reciamente), dice de ella que fue la primera e grande pestilencia que es llamada mortalidad grande. En ese momento, según el historiador árabe Ibn al-Khatimal, morían en Almería unas setenta personas diarias. Las oleadas de Peste se sucedieron durante los años siguientes (1359, 1363, 1375, 1380 y 1393) lo que supuso la mayor crisis demográfica y económica conocida de Castilla.

Aunque el campo fue mucho menos afectado que las ciudades, la nueva situación provocó grandes migraciones del campo a la ciudad dejando aquellos despoblados. Todo ello provocó un encarecimiento de los jornales de los trabajadores del campo y la disminución de las rentas señoriales que, en muchos casos, vieron como sus tierras quedaban sin trabajar. Esta disminución de rentas e incremento de salarios hizo que los terratenientes se vieran obligados a pedir a la Corona numerosas exenciones fiscales al tiempo que la burguesía era incapaz de hacer frente a sus obligaciones con los prestamistas judíos (uno de los motivos ocultos de las matanzas de judíos a los que públicamente se les acusaba de propagar la Peste para acabar con los cristianos).

Todo ello obligó al monarca castellano, Pedro I el Cruel, a reunir Cortes en 1351 en Valladolid para fijar los importes de los jornales de los trabajadores del campo y los salarios de los menestrales que se habían disparado.

La situación en el reino portugués no fue muy distinta. El fuerte retroceso demográfico provocó el desplazamiento de los campesinos hacia las ciudades, atraídos por los mayores salarios y la despoblación del campo. Así, para todos los reinos españoles, la Peste Negra marca el fin de la época agraria y el comienzo de del predominio urbano, o lo que es lo mismo, el fin del régimen feudal que es sustituido por una nueva estructura agraria que, con pocas variaciones, iba a perdurar hasta tiempos recientes.

La Peste tuvo un nuevo brote del año 1646 al 1650 que comenzó por Andalucía, (dejando Sevilla con una mortalidad de 200.000 personas, es decir, casi despoblada) y se extendió por todo el Mediterráneo hasta Barcelona. En Valencia, el conde de Oropesa mandó formar su legendario “cordón impenetrable” mientras que Barcelona se instalaban horcas en las puertas de la ciudad para ajusticiar a quienes desobedecieran las órdenes de incomunicación. La Peste alcanzó Menorca en el 1652 y, en los años siguientes, se realizaron las primeras cuarentenas en Cala’n Turqueta.

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[1] Estudio monográfico sobre la plana de Vich. Antoni Pladevall.
[2] Jewish History Sourcebook.
[3] Junio de 1349.

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